¿En qué situación están los ERTEs en este momento?
En septiembre los ERTEs se prorrogaron hasta el 31 de enero de 2022. La decisión es producto de la negociación entre los empresarios, los sindicatos y el gobierno. Ahora bien, ¿es realmente una medida que garantiza el mantenimiento del empleo? Esta pregunta es origen de un nutrido debate.
En esta extensión de fin de este año, la prórroga no será automática. Las empresas tuvieron que solicitar expresamente acogerse a los nuevos ERTEs. Asimismo, los trabajadores que quieran extender su ERTE también realizaron un trámite.
Este sistema de renovación puede ser útil para observar indicadores que permitan algunas anticipaciones. Por ejemplo, de la solicitud de una empresa de extender un ERTE se puede inferir una intención de mantener la actividad económica.
Si una empresa solicita prorrogar su ERTE seguramente visualiza que en un futuro cercano el negocio volverá a funcionar y le permitirá reintegrar a sus trabajadores. Por lo tanto, con el sistema dispuesto para esta renovación de los ERTEs quizás se refleje más claramente la situación de esos trabajadores a futuro.
La Administración deberá responder en el plazo de 10 días si se aprueban estas solicitudes. En caso de que no exista respuesta alguna, se dará por desestimada la solicitud. Esto permite entender que en la negociación será decisivo el papel del Ministerio de Trabajo y el Servicio Público de Empleo Estatal, SEPE, y esta potestad genera cierta confusión y la sensación de que el sistema llega a su fin.
La cuestión es qué pasará con los trabajadores si sus ERTEs no se prorrogan o si las empresas con las que están laboralmente vinculados no solicitaron la prórroga. ¿Serán pasibles de despidos si las empresas no están en condiciones de reintegrarlos?
El Ministerio de Trabajo pondrá el foco de la nueva prórroga de los ERTEs en la capacitación de los trabajadores que, si bien no se computan como desempleados, tampoco están activos. Los trabajadores afectados a ERTEs en estos momentos son cerca de 253.000, y es posible que pronto desaparezca la protección de los expedientes y muchos ingresen a situación de paro.
¿Cómo ha sido la evolución de los datos de los ERTEs desde que la actividad económica comenzó a recuperarse?
La mirada hacia atrás muestra que en marzo de 2020 comenzó la caída de la actividad económica por la Covid 19. El mundo entero se paralizó y España no fue la excepción. La consecuencia fueron aproximadamente un millón de trabajadores afiliados menos. Transcurrido un año, en marzo de 2021 hubo un repunte de empleo. Aumentó la afiliación y bajó el número de desempleados en casi 60.000. En enero de este año 2021, el Real Decreto-Ley 2/2021 regulaba la situación con nuevas medidas.
Con el regreso del turismo, la campaña de vacunación y la flexibilización de las restricciones por motivos sanitarios, el empleo tuvo un impulso entre julio y septiembre. Pese a que los números mejoraron, aún se mantiene una distancia inmensa para volver a los niveles previos a la pandemia.
Los ERTEs fueron un gran salvavidas. ¿Cómo evolucionaron? Diciembre de 2020 cerró con 755.613 trabajadores en ERTE. Si estos expedientes no hubieran existido, muchos de estos trabajadores hubieran engrosado las cifras del desempleo.
Pero con el ERTE, el vínculo laboral siguió vigente. Cuando una empresa suscribe un ERTE, se considera que la relación laboral se paraliza temporalmente. Por lo tanto el empleado no pierde la antigüedad ni tiene derecho a indemnización por despido, pues no es un despido definitivo.
La recuperación del tejido empresarial español es lenta y junto con el desempleo, el otro gran problema es la temporalidad, según opinan los sindicatos. A su juicio se hace necesaria una reforma de la ley de contrataciones que defina la temporalidad de los contratos solo en casos puntuales y justificados.